Entraba el atardecer por sus pupilas y la única sombra que
quedaba era la suya.
Ella que no había aprendido a estar sola, finalmente no
podia escaparle mas a ésta, su asignatura pendiente.
Desde los 12 años, después de aquel no tan inocente primer beso, siempre
hubieron listas de candidatos a novios escritas en el aire.
Pero ella vivió ocupada, sin darse cuenta, aceptando complacientemente el halago al que nunca creyese merecedora.
No se sintió linda ni se dió cuenta de lo atractivo de su
femeneidad, hasta que pasó de largo los 30, ya con tres hijos a cuestas y más bonita que
antes, fue cuando salió al mundo que sintió vergüenza por las miradas captadas en todas partes.
Tal vez porque era una mujer de coraje, decidida, con
agallas y con determinación acerca de lo que quería es que elegía amigos del sexo
opuesto. O porque era lo único que la hacía sentirse a salvo.
Desconocía los códigos femeninos, esos los secretos que
jamás guardaría por olvidarse que eran tales, o del detalle de maquillarse, o
de elegir aros y colgantes que hicieran juego. De miradas cómplices que ella perdía por estar distraída en cualquier parte.
Ella se calzaba un jean y una camisa, y salía rumbo a la vida
sin demasiadas vueltas. Siempre llena de energías positivas, entusiasmo y su
clásica sonrisa, sin nada puesto que pudiera ocultar su franqueza.
Aunque ella lo ignorase, sus amigos varones sabían
claramente que no era uno mas de ellos.

Un tiempo en el que conscientemente jamás se le presento la necesidad de hacerse problema por nada, pero una etapa sin salidas nocturnas, sin bailes, sin aventuras que le permitieran ver el horizonte por las mañanas sin acostarse siquiera…
Casada muy joven, siempre que cambió de pareja lo hizo como
quien salta de liana en liana.
Aunque muchos eran los que se postulaban, ella parecía amar
siempre mas la historia que al personaje.
La única pausa que tuvo fue cuando inesperadamente se quedó
a cargo de toda la familia sin ayuda. Pero ya era una mujer entonces.
Era mucho mas larga la lista de obligaciones que la de las
personas que pudieron verla sufrir.
Era tal la presión de la responsabilidad que a duras penas
cargaba con su alma en pena.

Porque en el, viajaban todos sus hijos, y con ellos, todos sus miedos.
Ella fue
quien los despertó y los tapó cada noche, mientras sus padres siguieron sus caminos con poco
equipaje a cuestas.
En medio de toda su entrega jamás se le ocurrió incluir sus tiempos, sus deseos, su historia quedó entremezclada con sus necesidades.
No iba a ser tan sencillo encontrar su momento ahora.
Sola, mirando como el sol se retiraba, se daba cuenta
que por primera vez realmente deseaba caminar tomada de la mano de un hombre
que pudiera elegirla y la amase, pero con la condición de amarlo real e incondicionalmente ella primero.
Fue claro que ella aceptó sin cuestionamientos siempre y se dió cuenta que no sabía elegir, que realmente no podia hacerlo.
Desde que se propuso dejar de lado el eclipse de las
historias, y focalizar en los personajes, es que volvía a desilusionarse
dramáticamente a pocos metros de la largada.
Era posible que pensara que todos
eran altamente inadecuados?
O por primera vez los miraba de cerca con ojos
abiertos?

Amar, eso fue cosa de una sola historia.
Una sola vez se enamoró hasta los huesos.
Y no se animó a dejarlo todo para vivir como deseaba
hacerlo.
Se prometió volver algún dia a mirar el atardecer al fuerte del Morro, aunque fuese sola.

Por el momento, estaba enamorandose de su vida.
Tal vez era por allí
que empezaría a escribir el ultimo capítulo, o quien dice sería el primero.
Norma Echavarria
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29 de septiembre 2013
Las elecciones conscientes son algo así como hacerse cargo de lo que uno hace?, por que, para mi, el amor no está relacionado con la elección, al contrario, el amor nos hace libre, el amor como una energía sin etiquetas... Si veo más acertado decir que uno elige desde la cabeza, el pensamiento, la razón, lo que es de la cabeza y de la razón. Sin embargo, cuando el asunto es del corazón, es algo que se siente, no se elige, no hay opción, es hacerse cargo de lo que se siente o abandonar el barco, así como lo mencionabas en este bello escrito. Ahora después de haber pasado la barrera de los cuarenta, cuando me saque la coraza, cuando baje los decibelios, después de una honda mirada a mi interior, me di cuenta de que en la vida , lo que se refiere al amor, no hay opción... Si hay un darse cuenta y de decidir hacernos cargo de nuestras vidas con todo lo que ella conlleva de manera justa, sin culpas, sin volver al pasado, comenzando un ahora con todas las pilas renovadas. Un abrazo.
ReplyDeleteQuerida Amanda
DeleteCreo desde mi mirada que como seres concientes elegimos siempre, aun cuando creemos no elegir, eligen nuestros impulsos, nuestros miedos, nuestras pasiones. Por eso creo que es como una eleccion conciente necesaria, ese hacernos cargo, ser fieles diciendo si quiero, pero de manera totalmente conciente. El amor suele penetrar todas las superficies, pero no siempre podemos elegirlo. Muchas veces pasa de largo y no nos animamos a subir al tren en el que viaja, otras valoramos las desventajas o los obstaculos para quienes estan a nuestro lado dependiendo de nosotros, y decidimos no decidir.
Bien lindo tema no? Un beso grande