Cuando todo alrededor va callando, ellos despiertan y rompen invadiendo el silencio.
Juntos se adueñan de cuanto espacio pretende mantenerse en el anonimato, y se expanden asociando sus arpegios al sonido que deja el agua rompiendo en las orillas…
Esto es lo último que deseo oír antes de irme a la cama, y lo primero que necesito ni bien despierte.
Aquí el aire tiene magia y en la noche me embriaga el olor a palmeras mezclado con espirales. Tiene recuerdos de infancia.
No importa que no encuentre la luna, ni siquiera me interesa buscarla, se que tarde o temprano será ella quien me encuentre, cuando nada pueda esconder su luz sobre mi hamaca.
Son los grillos los que acompañan el croar de los sapos, son chicharras y cotorras que callan para dejarme escucharlos cantando a capella.
Todo se hace perfecto cuando encuentras tu lugar en el mundo.
Cada metro cuadrado me llama a quedarme, cada uno de mis sentidos reclama que declare que quiero vivir enraizada en la isla.
Es la vida misma la que me está esperando y no quiero ignorarla.
Hoy dibujé mi casa. Hasta hoy solo vivía en mi mente.
Trace las líneas que definen mis sueños, y mientras lo hacía pude caminar mi mapa.
Todo va teniendo sentido ahora. Absolutamente todo.
El aire fresco de la noche me acompaña mientras mece mi alma.
Es momento de partidas y de una nueva siembra.
Cuando alrededor mis pares cosechan y amarran cabos buscando un sitio seguro, yo calzo mis botas y subo las velas.
Es que esta en mi esencia, y como el escorpión no puedo ni quiero contenerla.
Siento la caricia del viento girando en mi pelo. Huelo la calma y decido que es hora de perderme en ella.
Mi deseo, es recibir la bendición de lograrlo.
Manos a la obra.
Que empiece la última temporada de “Norma”.
NCE
3/2/17
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