Wednesday, October 23, 2013


Escuchar el dolor y el sufrimiento de seres que presentan un problema que naciera con ellos, y que ignorantes de su existencia portan a diario, es tema cotidiano, escuchar el dolor, la queja y la frustración de los que les aman, es parte del repertorio en que los recibo.

Difícilmente sea factible presentarle a alguien el Déficit Atencional y plantearles la posibilidad diagnóstica cuando con conciencia plena sienten que el problema no lo tienen ellos.
Y la verdad ellos no sienten que algo de su accionar sea muchas veces un problema identificable.

Y no es cuestión de discutirlo porque ellos son sobrevivientes activos o pasivos de discusiones cotidianas, desencuentros, caras, miradas, desplantes, ausencias, etc.

Porque a las conductas " motivadoras" de crisis, ellos las reconocen como parte de quienes fueron siempre y siguen siendo.

 Ser espontáneos, ocurrentes, arriesgados, generosos, pródigos a veces, sociables, activos, o relajados, olvidadizos, callados, inseguros o arrolladores, tímidos o seductores es una radiografía con su nombre.

Para quien no se da cuenta aún del impacto en el entorno, menos percibe el sufrimiento que su sí mismo experimenta, o bien lo acepta mansamente como la cruz que ha de cargar obediente.

Ya sean padres e hijos, cónyuges ,hermanos, socios, amigos, compañeros de trabajo..
Todos, todos sufren.

No es mi trabajo otorgar un diagnóstico, como se entregaría un Oscar al desastre, la irresponsabilidad o la desidia,  ni como la nominación del gran Hermano para ser desalojados de la casa, del trabajo, del colegio, del grupo....

Menos cuando realmente son los pacientes los que se sienten mas vale víctimas o blanco de quejas, gritos, imposiciones, demandas, críticas, o muchas veces la ironía y el sarcasmo  son balas que vuelan en fuegos cruzados, y los atraviesan sin que ellos puedan siquiera recordar que hicieron para merecer semejante represalia.

No es mi trabajo tampoco el desentenderme del sufrimiento que experimenta en forma permanente  aquel que intenta comprender y debe convivir con un ser que tiene TDAH y no ha sido, o no desea ser tratado.
Que siente que es arrastrado, por las consecuencias que generan acciones no compartidas, o que debe empujar o tirar de un carro cargando a cuestas la vida y peripecias de ese otro que una vez allá y hace tiempo amara.
Pagando sus deudas, ordenando papeles, excusándolo socialmente, resolviendo entuertos, corriendo a apagar incendios, aceptando vivir con alguien permanentemente ocupado en necesidades ajenas.

Pues no es mi trabajo tomar partido, y declarar culpable a uno de ellos.

Porque mi trabajo permanentemente me sienta frente a dos seres que se sienten víctimas.
Erróneamente percibidos víctimas de ese otro, ambos viven manipulados por un fantasma       En las sombras.

Ambos tienen razón, salvo cuando la violencia ,la agresión, o la humillación se hacen presentes, en donde considero que es momento de frenar el circuito que se ha generado. Venga del lado que venga.
Intervenir es responsable cuando en ese escenario crecen sus hijos, intervenir es necesario cuando ambos se olvidaron quien es el otro.

Como puede entonces un adulto que vivió sintiendo, que su observación del mundo le acompañó en el proceso de su vida, aceptar o entender que hay algo en su manera, o en sus conductas que son disparadoras de enojo, ira o rechazo de su entorno mas amado?

Como puede un niño o un adolescente sobrellevar el sentirse diferente al resto, y no perder la autoestima y la dignidad mientras recibe mas castigos que recompensas?

Me lleva a plantear el tema de la crónica exposición al destrato.
El bullying o acoso escolar es el inicio de esta danza de burla, aislamiento, o violencia.

El saber que es el cansancio, la sensación de plena incomprensión,  la soledad o el hartazgo de esos otros que nos acompañan, padres, hermanos, docentes, amigos, parejas, socios el que los lleva a convertirse en seres que cargan con la responsabilidad de hacerse cargo de nuestras inconvenientes pero involuntarias conductas, no alcanza.

Cuando se es niño, y un niño pierde su dinero, olvida sus llaves, no hace una tarea, jugando atropelladamente rompe un jarrón o desatento choca el portón del auto, o mancha el vestido, y eso le sucede en forma repetida como si fuera sordo y ciego a la experiencia, seguro (como me sucediera entonces) recibirá gritos, penitencias, burlas, desprecio, o la degradación del escalafón de la confianza.

Primero en el hogar, después en el colegio, luego adentro de su alma.

Puede tener suficiente fortaleza interior para seguir adelante y soportarlo con estoicismo, como fue mi caso, o puede que se rebele y se involucre en una discusión que escala, como también lo hiciera. Puede que lo callen de un sopapo, puede que vuelvan a encerrarlo, puede que lo dejen librado a su suerte, como quien vencido desiste de su compromiso.

No importa si vos estas de un lado o del otro.

Si tienes TDAH o amas a alguien que lo presenta, ambos tienen responsabilidad para el cambio, sin por ello tener que declarar empate de culpabilidad tampoco.

No creo que haya ninguno con la posibilidad de tirar la primera piedra.

Pero si estoy convencida de la posibilidad de extender el brazo y darle a ese otro, nuestra mano.
Se que estas a tiempo
Que estas esperando?

Norma echavarria
medica psiquiatra


No comments:

Post a Comment