Saturday, April 4, 2015

Nada por aqui, nada ...por all.


Subia los escalones como de memoria.
En medio del insomnio, subía innumerables veces repitiendo el recorrido.
Y estaba forzada a hacerlo porque hacia demasiado tiempo que no cruzaba la puerta.
Como la desaparición se produjo tan de repente  se quedó con su propio juego de llaves.
Ella detestaba quedarse con cosas ajenas.
Ellos, todos sin embargo le fueron robando una parte.
Pero la locación de este amor perdido estaba a fuego grabada en su GPS.

Cada escalón guardaba el peso de su cuerpo ansioso por llegar, cada vez que lo hiciera
Aun cuando llegaba allí, nunca en realidad lo hacía del todo.
Una parte suya quedaba a 9000 km de distancia.
Dividida entre amores entre hemisferios vivió algo así como cuatro primaveras.
Y se perdió la última por poco.

De memoria guardaba en su recuerdo cada recorrido, al hall de entrada, tropezando nuevamente con la alfombra azul que solo había servido para eso mismo.
Para tropezarse.
En su imaginación sin embargo hoy la guiaba un destino preciso.


Cruzando unos pasos por la alfombra, mas allá de la ventana, en la repisa, allí dormía aún la magia.
Podía verla, aun cuando él se había esforzado en desaparecerla.
Una caja negra alargada, conteniendo la Varita mágica de Harry Potter.
Bueno, no la original se entiende.
Una que compró por Amazon.

Se la había hecho llegar por correo, en un arrebato de agudo de aquel frecuente deseo de estar cerca, Un apropiado regalo para su amado.
Una varita para que hiciera magia, para que la usara e hiciera desaparecer la distancia creo.

Habrá entendido mal la idea?
O se le habrán confundido los mensajes?

Abracadabra, en lugar de hacer desaparecer la distancia, los problemas, el maldito costo de tantos viajes. la usó para que desapareciera todo el resto.

Lo que ignoraba por distraído, era que ella conservaba la historia.

Ni mil abracadabras borrarian tanto amor perdido.
Ella siempre repetía la misma frase. Puedo olvidarlo todo, menos, menos lo que mas me duele.
Quería subir hoy para pedirle que abriera la caja.
Necesitaba borrar las huellas del dolor que regresaba sistemáticamente ni bien algo volvía a hacerlo presente.

Nada.
Aun subiendo de memoria y a distancia, se dio cuenta que aun queriendo recorrer los últimos escalones, mágicamente aparecían otros nuevos.
Así aún con el esfuerzo y sus mismos saltos, siempre quedaba mas lejos de la puerta.

Abracadabra, se dio cuenta que el había reabierto la caja, pero para reasegurarse que no se tropezase mas con su alfombra.
Buen gesto, después de tanto desaire.






Norma Echavarria
Abril 2015

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